miércoles, 28 de noviembre de 2018

Que tus herramientas no sean tu autoridad

Podcast semanal #020 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar o leer, como más te guste.







Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy quiero compartirles algo que siempre estuvo muy claro para mí pero que requirió de coraje poner en práctica y que aún siento que no logro transmitir con claridad. Aquí hago un nuevo intento.
En este camino de transformación vamos, poco a poco, soltando la autoridad que está afuera de nosotros para volvernos autorreferentes y guiarnos por nuestra brújula interna, que cada vez es más clara. Para este tránsito tan particular, todas las personas que conozco, incluyéndome a mí, recurrimos a lo que yo llamo “herramientas  de enfoque”. Se trata de recursos que nos acompañan y nos sirven de guía. Sin embargo, es sumamente importante no convertir a las herramientas de autodescubrimiento en una nueva autoridad.
Empecemos por nombrar algunos recursos de enfoque. En mi caso, mi herramienta preferida desde hace ya muchos años son las runas celtas. Con ellas hago lecturas diarias y también lecturas más amplias y complejas que me acompañan durante un año entre las fechas de un cumpleaños y el siguiente. El reconocer que las runas no son mi autoridad sino un lenguaje de guía, un puente de comunicación entre lo sutil y lo concreto, entre mi Esencia y mi Identidad, me ha permitido flexibilizar mi práctica al punto en el que hay días en los que siento claramente en qué enfocarme y entonces no saco una runa. O días que siento ganas de seguir profundizando sobre la runa del día anterior, y entonces la resonancia interna prevalece sobre la consulta disciplinada. Y hay temporadas en las que hago que la realidad misma sea mi guía porque ya estoy entrenada para eso.
Por otra parte existen otras herramientas que nos guían a partir de arquetipos, como pueden ser los signos del zodíaco, la numerología y diversos otros sistemas que tipifican rasgos de personalidad. En esos casos, también sugiero tener en cuenta que lo que leemos sobre nosotros es para reconocer, afinar, aclarar aquellos rasgos que nos son propios y que queremos profundizar, cultivar y desarrollar. Estas herramientas también nos ayudan a ver nuestros aspectos más inmaduros y nos permiten participar en forma deliberada de nuestros propios procesos de maduración. Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de arquetipos generales, y cada uno de nosotros tiene un código único, una identidad espiritual particular.
Otro tipo de herramienta de enfoque y guía viene en formato de barajas de tarot y de mensajes varios. Y otra muy usada y difundida son los libros de diversos autores, e incluso los libros considerados sagrados en algunas culturas.
Entonces, la propuesta es no definirnos a partir de una herramienta y tampoco entregarle a la herramienta la autoridad de decirme quién soy, qué hacer ni cómo hacer. Sugiero usar las herramientas como guía, como un elemento que aporta claridad y abre perspectivas y posibilidades. Pero tomarnos unos segundos antes y después de recurrir a una herramienta para tomar conciencia de dónde estoy en ese instante, con qué resueno, qué características están madurando y queriendo ser cultivadas. Permitirme cambiar, no identificarme ni definirme por los arquetipos ni las herramientas. Prestar atención a que mis herramientas no pasen a ser mi nueva autoridad, no volverme esclava de una herramienta, sino ser una persona soberana que aprovecha y utiliza sus recursos con verdadera maestría.

Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia

¡Hasta la próxima!

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Métodos originales: cuando las fórmulas fallan



Podcast semanal #019 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.

Cuando emprendemos el camino de autodescubrimiento y transformación, con el enfoque puesto en reconocer y expresar nuestra originalidad, eso que nos hace únicos, las recetas y las fórmulas dejan de funcionar. Ya no nos funcionan muchas de las recetas propias, y mucho menos nos funcionan las recetas ajenas. Por recetas me refiero a todas las promesas de éxito que proponen una fórmula, seguir pasos, descubrir secretos o evitar que cometamos errores al emprender algo nuevo.
El tema es que demoramos un tiempo en darnos cuenta de esto. Vemos cómo una propuesta le resultó a alguien y a miles de personas que la siguieron, y no podemos entender que a nosotros no nos resulte. ¿Cómo puede ser? ¿Será que estamos haciendo algo mal? ¡No, más bien todo lo contrario!
Las recetas que funcionan solo funcionan para quien las desarrolla en resonancia interna, alineadas con la esencia. Si me funciona una receta de otro, es porque la elegí desde una resonancia interna y me permití realizar cambios o modificarla siguiendo esa misma resonancia. Cuando le pregunto a alguien “¿cómo lograste tal cosa?”, el secreto no está en la receta ni en los pasos que siguió, sino en haber seguido su intuición, independientemente de que el creador de la fórmula o receta pueda reconocerlo o no.
Las recetas que parecen tan maravillosas y eficaces no son maravillosas y eficaces por sus pasos y secretos, sino porque quien las desarrolló lo hizo siguiendo su brújula interna, personalizando y ajustando los pasos según su propia originalidad.
Si estamos en el camino de descubrir nuestra particularidad, nuestra singularidad, las recetas probadas y desarrolladas por otros no nos van a funcionar. ¡Tenemos que desarrollar una forma original, nueva y particular de hacerlo! Y para eso, tenemos que ir afinando y refinando la comunicación interna, descifrar los códigos de nuestra esencia.
Entonces, un primer paso para encontrar tu forma original de hacer algo, puede ser tomar una receta prestada y personalizarla, poniendo atención a tus gustos y preferencias. Te invito a que te atrevas a seguir tu entusiasmo y eso que te resuena como verdadero aquí y ahora, sin buscar validación externa. Tomarlo como una aventura de autodescubrimiento, de creación. Y cuando  sientas un impulso inspirado, vas a empezar a desarrollar tus propios métodos, herramientas y recursos, cuyo primer éxito consistirá en ser una creación original, un punto de partida para un desarrollo nuevo y único.
Y entonces, la próxima vez que alguien te pregunte cuál es la receta de tu éxito, en lugar de detallarle tu método, tu contribución más generosa va a ser decirle que tu secreto está en seguir tu intuición.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook,@CrisalidaAlquimia. Ahí están los enlaces a las transcripciones de estos audios  y también podés dejar tus comentarios, preguntas y sugerencias para una emisiones futuras. Muchas gracias y ¡hasta la próxima!

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Libertad de experimentar el vacío



Podcast semanal #018 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy te invito a reflexionar sobre el vacío. La utilidad de un contenedor de cualquier índole reside en su vacuidad: es cuando la taza está vacía que podemos servirnos un té caliente y aromático. Hay belleza en el vacío, hay lugar para que existan innumerables posibilidades dentro de esa vacuidad. Juguemos por un momento y enumeremos algunas cosas que podríamos poner en una taza vacía: agua, té, café, alcohol, aceite, cereales, semillas, chispas de chocolate, cuentas de collar, piedras, botones, una planta, detergente, azúcar, mezcla para hacer burbujas, helado... Y si quiero combinar varios elementos y busco homogeneizarlos dentro de la taza, necesito dejar un espacio vacío a tal efecto.
Si bien nos resulta fácil percibir y conocer la utilidad y el valor de la vacuidad esencial de la multiplicidad de contenedores de uso cotidiano, pareciera que de alguna manera hemos sostenido la creencia automática de que la completud es el estado deseado del ser humano– SIEMPRE. ¿Recordás la premisa aparentemente sabia de que hay que ver el vaso medio lleno? ¿En serio? ¿Siempre es mejor enfocarse en la mitad llena? ¿No es al menos algunas veces más útil que el vaso esté vacío para poder llenarlo de lo que sea que tengamos ganas AHORA? ¿No podríamos también ver la mitad vacía como la oportunidad de ser creativos contribuyendo con algo distinto a lo que ya contenga el vaso y generar una nueva combinación?
Ahora te propongo considerar nuestra expresión humana como una vasija única y hermosa; y no solo el cuerpo físico, sino también los cuerpos emocional, mental y etérico: consideremos que cada ser humano es una síntesis de todas sus vidas pasadas y futuras en todos los planos y galaxias. Resulta lógico que se requiera bastante espacio vacío para combinar la vasta diversidad de aspectos y dimensiones que nos habitan. Y si consideramos que por cada 0,01% de materia hay 99,99% de espacio vacío de puro potencial, la relevancia del vacío en nuestra vida resulta innegable.
¿Qué te parece empezar a observar el permiso que te das de experimentar el vacío en la vida cotidiana? Te invito a observar creencias, pensamientos y reacciones automáticas frente al vacío. Te cuento algunos ejercicios prácticos que uso a tal propósito.
Una alternativa es observar y percibir el vacío antes de realizar alguna actividad habitual como comer o beber. A veces la sensación de vacío se anticipa como una urgencia a tomar el celular, encender el televisor o ponerse a leer. Te invito a detenerte un par de minutos y estar presente con las sensaciones y pensamientos de no hacer nada, a percibir el vacío tal como se  presenta.  
Otra sugerencia es “sumar o incluir vacío” a través de respiraciones profundas o instantes de no hacer nada, como puede ser quedarte unos segundos más en el baño o en el auto.
 Y finalmente, si llegaras a tener algún momento de aburrimiento, te propongo explorar qué se ha vaciado que produce aburrimiento, o si llamás “aburrimiento” a la sensación incómoda de vacío. ¿Te atrevés a sentir la incomodidad? ¿Tiene la incomodidad libertad de expresarse en vos?
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook,@CrisalidaAlquimia. Ahí están los enlaces a las transcripciones de estos audios  y también podés dejar tus comentarios, preguntas y sugerencias para una emisiones futuras. Muchas gracias y ¡hasta la próxima!

miércoles, 7 de noviembre de 2018

La carga energética como brújula interna


Podcast semanal #017 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
La propuesta de hoy tiene que ver con profundizar el autoconocimiento de la brújula interna a partir de una percepción energética que trasciende la lógica. En una emisión anterior, te invité a registrar la percepción a partir del entusiasmo. Hoy te invito a reconocer tu brújula interna a partir de una carga energética.
Decimos que algo nos produce “carga” cuando sentimos un rechazo intuitivo hacia algo o alguien. En las prácticas de espiritualidad y autoconocimiento más difundidas, la sugerencia es que cuando detectamos una carga hacia algo o alguien debemos “procesarla”, “trabajarla”, “sanarla” o “limpiarla”. Sin embargo, existe otra perspectiva y otra posibilidad. También es posible interpretar esa carga como un mensaje de nuestra Esencia que nos avisa que se trata de una persona o situación que no nos traerá experiencias del tipo de las que estamos vibrando o buscando en este momento. Si se trata de una persona, el aviso podría ser que no es expansivo compartir, hacer negocios, asociarme, o vincularme amorosamente con ella. Si lo que nos produce carga es una situación o una propuesta, la carga puede ser una señal muy clara de que no serán experiencias placenteras las que tenga por esa vía, o que se trata de una propuesta que me va distraer de mi propósito en este momento.
Ahora bien, reconocer que una carga es una señal de mi brújula interna requiere práctica. Y esa práctica genera mayor conocimiento de mi sistema de comunicación interna, y en consecuencia, mayor confianza en mi capacidad intuitiva. Por lo tanto, considero que es algo que nos conviene reconocer, practicar y desarrollar.
Hoy te comparto una forma muy sencilla y segura de profundizar el reconocimiento de tu brújula interna. Se trata de aprovechar las redes sociales. Te invito a prestar mucha atención la próxima vez que te encuentres con un artículo o un video. Antes de hacer clic o pasarlo por alto, obsérvate. Observá tu inclinación natural a recibirlo o a pasarlo por alto. ¿Cómo te comunica tu intuición que leas o veas un video, o que ni te molestes? ¿Tiene que ver con las palabras del título? ¿Tiene que ver con la persona que lo está compartiendo? ¿Tiene que ver los comentarios? Detenete unos segundos antes de proceder. Y luego, con el propósito de corroborar tu intuición, hacé clic y fíjate si tu impulso inicial se cumplió. Es decir, si tu impulso inicial fue el de leer el artículo o ver el video, fíjate qué aporte tuvo para vos. Y si tu impulso inicial fue de rechazo, fíjate si podés reconocer si lo que leíste o miraste tuvo un aporte desfavorable, neutro o si fue una pérdida de tiempo. Y si empezás a leer algo o ver un video y a los pocos segundos te das cuenta de que ya fue suficiente, también te invito a registrar cómo es que sabés que ya fue suficiente, cuáles son las señales internas que te lo indican.
Se trata de prestar atención a cómo tu Esencia se va comunicando con tu Identidad, cómo vos vas interpretando esas señales, y qué quieren decir esas señales. Y te podés equivocar, claro. Y cuando te equivocás, no pasa nada. Seguro que vas a tener más información sobre tu GPS interno para la próxima vez.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Ahí están los enlaces a las transcripciones de estos audios  y también podés dejar tus comentarios, preguntas y sugerencias para una nueva emisión más abajo. Muchas gracias y ¡hasta la próxima!

martes, 30 de octubre de 2018

La madre interior

Podcast semanal #016 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
En esta oportunidad recurrí a mi herramienta de enfoque por excelencia, las runas celtas, para elegir qué tema abordar esta semana. Interesantísimo, porque salió la runa de la madre, siendo que el fin de semana pasado fue el día de la madre. Así es que una semana más tarde, tenemos la oportunidad de reconocer y profundizar sobre nuestra madre interna.
La madre interna es un aspecto de nuestra originalidad que empieza a surgir en la pubertad, cuando experimentamos el quiebre que se produce cuando necesitamos una palabra de aliento, una manera de sostener o de acompañarnos que estaría buenísimo que viniera de nuestra madre, pero somos conscientes de que nuestra madre biológica no tiene lo que nosotros necesitamos en esta oportunidad; no lo tiene desarrollado o madurado en sí misma. No es que no lo quiera dar; simplemente no lo tiene. Si tomo conciencia de esto, tengo la oportunidad de liberar a mi madre de la carga de tener que satisfacer todas mis necesidades inmaduras; y al mismo tiempo libero  a todos mis aspectos niños e inmaduros de la frustración recurrente de comparar a nuestra madre de carne y hueso con nuestra madre de fantasía.
Lo interesante es que nuestra madre de fantasía encierra en sí misma las características más salientes del aspecto maternal de mi Esencia, que siempre estuvo disponible para mi identidad. Al permitirme reconocer y reposar en ese aspecto esencial, empiezo a activar a mi “madre interior” y  a relacionarme con  ella como la perfecta madre para mí, la que siempre me comprende y siente gratitud solo porque nací. Esa “madre interior” es nuestra mayor fuente de amor propio, y al reconocerla, liberamos al resto del mundo de la tarea de tener que consolarnos, decirnos las palabras correctas, entendernos, estar para nosotros incondicionalmente, más todo lo que cada uno elija añadirle a esa lista. Y a buena noticia es que a esa capacidad, a esa madre interna, no la empiezo a activar de cero, ya tenemos una plataforma que tenemos que reconocer. Esa plataforma está formada por varias piezas. Una pieza es lo mejor que recibí y sigo recibiendo de mi madre de carne y hueso, en caso de tenerla viva. Otra pieza de la plataforma es nuestro lado más nutricio y cuidador, ese que extendemos con tanta maestría a nuestros propios hijos --si los tenemos-- a los sobrinos, alumnos, a todos los niños con los que interactuamos. Otra pieza es esa energía compasiva y alentadora que extendemos a nuestros amigos, esa incondicionalidad de estar, de escuchar, de acompañar. También sumamos nuestra forma de vincularnos con las mascotas,  las mascotas que nos invitan fluir amor incondicional porque nunca las podemos culpar ni juzgar por lo que hacen. La plataforma se fortalece cuando empezás a apreciar las cualidades que te hacen un lugar seguro para tus seres queridos, cuando te abocás a descubrir cuál es tu combinación particular de características a las que recurrís para reconfortar a otros y hacerlos sentir mejor, en paz consigo mismos, y con confianza para seguir.
Y luego viene la mejor parte: empezar a dirigir esa maravillosa frecuencia vibratoria hacia vos. Empezar a volverte consciente de cómo se siente estar del lado de quien recibe tu energía maternal. Empezar a cultivarla y disfrutarla. La invitación es a convertirte en el dador y el receptor de uno de tus dones más especiales, y mientras lo hacés, te abrís a experimentar el amor y la incondicionalidad de tu Esencia en su multiplicidad de dimensiones.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook,@CrisalidaAlquimia. Ahí también podés dejar tus comentarios, preguntas y sugerencias para un próximo audio. Muchas gracias y ¡hasta la próxima!

miércoles, 24 de octubre de 2018

La senda de la belleza



Podcast semanal #015 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, poruna ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy quiero compartir con ustedes la “senda de la belleza”, una línea que venía marcando mi camino de evolución sin yo saberlo hasta que encontré el término acuñado en un libro. La senda de la belleza es un abordaje que respeta el agarre que la identidad tiene a las estructuras supervivencia y su resistencia a soltarlas, y que a partir de un vínculo amoroso, cálido y paciente, genera que la identidad se desprenda con suavidad y confianza de las estructuras de las que ha creído depender para sobrevivir. No se trata de anular a la identidad, sino de acompañarla a que se “desinflame”.
En la senda de la belleza se avanza con gracia, con pasos pequeños, de la mano de versiones más integradas, con una amplia sonrisa interna. Es la forma de avanzar con más cuidado, con más suavidad, y es también la más lenta. Pero es la más lenta solamente en apariencia. Es la más lenta en el sentido de que como el propósito es dar cada paso con la mayor integridad posible y no generar resultados específicos, la percepción de avance es muy sutil. Además, los primeros pasos en la senda de la belleza se tratan de preparar el suelo, de preparar el espacio donde se desarrollará lo que todavía es puro potencial.
Como alternativa a la senda de la belleza, está la senda torpe y apresurada. La forma torpe y apresurada parece más atractiva porque se basa en cumplir metas y que se vean resultados rápidamente. Sin embargo, estoy convencida de que quienes eligen esta última, en algún momento van a tener que volver sobre esos pasos torpes a sanar las heridas y los moretones; van a tener que sentarse a escuchar los llantos y los berrinches de la identidad que se llevó todo por delante y no puede dar un paso más sin ser integrada.
En la senda de la belleza, cuando la identidad está haciendo un berrinche no la llevamos de los pelos, ni a los golpes, ni tampoco la hacemos callar en forma autoritaria. Primero acompañamos la incomodidad de su malestar, luego la escuchamos, y finalmente acordamos juntas el próximo paso. Cuando esta es nuestra modalidad habitual, es posible que ante una determinada situación que sabemos va a ser difícil o desafiante para la identidad, podemos comunicarnos con ella y pedirle: “Por favor, en este momento necesito que estés tranquila, después te voy a escuchar”. Y entonces, la identidad acompaña y se queda
tranquila. A veces tenemos la tentación de seguir avanzando, creyendo que la identidad superó el momento con mucha facilidad, pero si no fue así, el berrinche vendrá después, en privado, tal como se lo pedimos, y ahí tenemos que estar y acompañar, al modo de la belleza.
La senda de la belleza es gentil. La senda de la belleza es amable. La senda de la belleza es expansiva. La senda de la belleza es paciente. La senda de la belleza invita. La senda de la belleza aprecia. La senda de la belleza es inclusiva. La senda de la belleza es didáctica. La senda de la belleza es pura. La senda de la belleza es sabia. La senda de la belleza es curiosa. La senda de la belleza es intuitiva.  La senda de la belleza es orgánica. La senda de la belleza es presente. La senda de la belleza es armoniosa. La senda de la belleza es espaciosa. La senda de la belleza es segura. La senda de la belleza es comunicativa. La senda de la belleza es alegre. La senda de la belleza es sincera. La senda de la belleza es coherente. La senda de la belleza es alquímica. En la senda de la belleza, la oscuridad del amor da paso a la luz.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Te invito a dejarme allí o más abajo tu consulta o tema que te gustaría que desarrollara en futuras emisiones.


¡Hasta la próxima!

martes, 16 de octubre de 2018

Lo ideal versus lo posible (para perfeccionistas idealistas)

Podcast semanal #014 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa"Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.






Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
El mensaje de hoy es para personas idealistas y perfeccionistas. Los que somos idealistas y perfeccionistas solemos tener una visión clara sobre cómo sería una creación o una acción ejecutada con maestría e impecabilidad. Sin embargo, como esa visión impecable no es posible aquí y ahora con las condiciones dadas, tendemos a no avanzar, y muchas veces criticamos la falta de destreza de los que sí avanzan.
¿Se te ocurrió alguna vez pensar que quizás los que avanzan torpemente tienen el mismo ideal que vos? ¿Qué tal si ellos se dieron cuenta de que para acercarse a ese ideal hay que partir de un borrador, hay que partir de una serie de versiones posibles que se irán refinando, ajustando y perfeccionando? Y algo más. ¿Qué tal si al ir haciendo lo mejor que va saliendo encontramos nuevas posibilidades que en la versión ideal de la mente no se nos habían ocurrido?
Hay veces que la vida nos pone una fecha límite para algunas cosas, como puede ser un examen, una presentación, una entrevista, o incluso el momento en que se desencadena el trabajo de parto. En esas ocasiones, no tenemos más remedio que salir al ruedo con la mejor versión posible en ese momento.
Pero hoy te quiero invitar a considerar aquellos momentos en que la vida te invita a crear o participar de algo sin obligarte; cuando algo te entusiasma, pero hay pensamientos que te frenan. Cuando nos subimos a una ola de entusiasmo, muchas veces los primeros pasos que hay que dar son en arenas movedizas, son pasos torpes, imprecisos, con un montón de desprolijidades; y eso, a las personalidades perfeccionistas e idealistas, no nos gusta nada. Es así que al menos en lo personal, muchas veces evito dar esos pasos torpes y caigo en la opción fácil de juzgar y criticar a quienes sí se atreven a empezar por la versión borrador.
Lo interesante de la alquimia espiritual es que cuando me doy cuenta de lo que está pasando y me hago cargo de lo que estoy haciendo, tengo la posibilidad de cambiar. Al adoptar la perspectiva de que toda construcción empieza con un borrador, empiezo por lo posible y celebro estar creando algo nuevo. Entonces, la invitación de hoy para todos los perfeccionistas e idealistas que están escuchando es que celebren cada vez que se atrevan a dar un paso posible, tratándose con paciencia y amabilidad, y soltando poco a poco el juicio y la autocrítica.  Al soltar los juicios y las críticas para con nosotros mismos, mientras hacemos lo mejor que nos sale, también van cayendo los juicios y las críticas a otros que están dando pasos posibles que todavía no coinciden con lo perfecto o lo ideal. Y la verdad es que probablemente nunca coincidan.
Ahora, un mundo en el que todos celebremos la valentía de crear algo nuevo ¿no es un mundo en el que te encantaría vivir? Ese mundo de tolerancia, paciencia y celebración de lo posible ya es “posible” en tu crisálida, y empieza por vos.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Ahí podés dejar tu consulta o pedido de que me refiera a algún tema que te gustaría que trate en este espacio. Muchas gracias y hasta la próxima.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Sobre el entusiasmo


Podcast semanal #013 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudadeducadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
                Hoy te propongo empezar a explorar tu configuración interna con respecto a la energía del entusiasmo. ¿Qué significa entusiasmo para vos? ¿Cómo lo describirías? ¿Qué situaciones o eventos de tu vida dirías que fueron impulsados por la energía del entusiasmo? ¿Qué te entusiasma en la actualidad? ¿Dirías que tu relación o entendimiento con respecto al entusiasmo ha madurado o se ha transformado con el correr de los años? Cuando algo te entusiasma, ¿con qué frecuencia seguís su energía con gracia y naturalidad? Y al contrario, ¿cuántas veces reaccionás en forma torpe, urgente y atropellada, y lo que tanto te entusiasmaba termina frustrándote?
                Te invito a considerar conmigo la siguiente analogía. La energía del entusiasmo es como una gran ola en el océano que te invita a subirte a ella al igual que lo haría un surfista. El surfista se sube a la ola, pero no la dirige. Si la ola avanza hacia la derecha y el surfista avanza hacia la izquierda, se cae; y la ola sigue su curso. El surfista no tiene el poder de modificar la intensidad, la velocidad ni la dirección de la ola. Su única libertad radica en subirse o no subirse; y si se sube, elige surfearla o bajarse a cada instante. Si quiere  mantenerse sobre la ola, el surfista debe leerla momento a momento, comunicarse con ella, estar atento a su ritmo. El propósito no es llegar a la orilla lo más rápido posible, sino mantenerse sobre la ola y disfrutar todo su recorrido, instante a instante, alineado con ella.
                El surfista que quiere dirigir la ola, el que juzga su velocidad, su ritmo y su dirección es alguien alejado de su centro esencial, que actúa desde sus estructuras de supervivencia. Este modo de reaccionar le impide disfrutar de aquello que un principio lo entusiasmó, y muchas veces termina en frustración.
                A medida que un surfista expande su conciencia, va soltando sus estructuras de supervivencia y empieza a vivir desde su centro, en comunicación directa y constante con su esencia original. Desde esa ubicación central y alineada, puede elegir libremente subirse a las olas que lo entusiasman y dejarse llevar a las aventuras que ellas presentan, experimentando el ritmo, la velocidad, dirección e intensidad propios de cada ola.
                ¿Cómo llevamos esta analogía a la práctica? La propuesta es detectar cuando algo te entusiasma y prestar mucha atención a tu actitud hacia esa ola de entusiasmo. ¿Sos capaz percibir su ritmo? ¿Qué pasa cuando la ola avanza con más lentitud de la que te gustaría? ¿Te das la oportunidad de acompañar la incomodidad de tu urgencia sin ceder ante ella? Cuando sucede algo que parece interferir con tu entusiasmo inicial, ¿te detenés a evaluar si es el entusiasmo el que decayó o si sos vos perdiendo el equilibrio por querer controlar elementos que están fuera de tu control? Si la energía parece llevarte en una dirección que no habías anticipado, ¿la seguís con curiosidad, con un enfoque Oscuridad-Amor, es decir, con la perspectiva que lo desconocido solo puede ser mejor que lo que anticipaste?  Te invito a que practiques seguir la próxima ola de entusiasmo con curiosidad, considerando que estás en equilibrio mientras sigas entusiasmada, y que hace falta un ajuste de alineación cuando estás tentada a querer forzar su dirección de alguna manera. También podés repasar tu pasado y observar tus reacciones, conductas y respuestas ante lo que te ha entusiasmado. Te sugiero observar especialmente las olas de entusiasmo que surfeaste exitosamente y empezar a detectar qué sabiduría interna y qué herramientas usaste para llegar a la orilla de pie sobre la tabla y con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro. Toda la información que necesitás se encuentra en tu propio espacio interior, al que yo llamo Crisálida.
                  Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Desasociar una propuesta de la persona que la propone

Podcast semanal #012 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy te invito a empezar a desasociar una propuesta cualquiera de la persona que la propone; es decir, darnos cuenta de que las personas proponemos cosas, pero no somos aquello que proponemos. Por ejemplo, si un amigo me invita al cine, la ida al cine y mi amigo claramente no son lo mismo. Si le digo que “no” a la propuesta, no estoy diciéndole “no” a la persona, solo a la propuesta. Sin embargo, en las estructuras de supervivencia, muchos hemos asociado e igualado propuesta con persona, y así, si proponemos algo y nos dicen que no, nos sentimos heridos. Por eso, solemos decir que sí a propuestas que no nos resuenan con el solo fin de no herir a quienes las proponen.
En primer lugar, vamos a mirar esta dinámica desde la perspectiva de quien propone. ¿Con qué libertad proponemos cosas a los demás? Cuando le acerco una invitación o una propuesta a alguien, ¿considero de antemano cómo voy a sentirme y responder si rechazan mi propuesta? ¿Soy libre de recibir una negativa a mi propuesta sin sentir un rechazo a mi persona? A veces esto depende de qué tanto me identifico con mi propia propuesta; otras veces mi propuesta está enmascarando ganas de compartir más tiempo con alguien o de obtener algo de alguien; y muchas otras veces, mis propuestas están basadas en carencias propias que busco llenar con aceptación ajena. Si tengo la valentía de sincerarme conmigo misma, de ser transparente con mis intenciones, voy a tener la oportunidad de acudir a mi propia fuente sabia y amorosa para obtener lo que realmente necesito, y así luego voy a poder reformular la propuesta a fin de que no sea una manipulación encubierta.
En segundo lugar, observemos esta dinámica desde quien recibe una propuesta o invitación. ¿Cuántas veces aceptamos cosas que no nos resuenan solo para no fallarle a la persona que nos hace la propuesta? Los pensamientos que suelen acompañar esta conducta son, por ejemplo: “Si esta persona pensó en mí para esto, será por algo” o “Se está esforzando por hacer algo nuevo, ¿cómo no lo voy a apoyar?”, o “¡Está tan entusiasmada con esto! A mí no me resuena, pero no quiero ser yo quien le pinche el globo”.  Todos esos pensamientos parecen muy loables y amorosos con las personas que proponen, pero mirándolos de cerca, ninguno de ellos muestra qué siento yo respecto de la propuesta; todos esos pensamientos parecen justificaciones para decir que “sí” a algo que intuyo que para mí es un “no”.
Es así que observar mis pensamientos atentamente, con perspectiva, desde mi centro, me permite detectar qué está diciendo mi intuición. Si los pensamientos que veo respecto de una propuesta son más bien de defensa de una decisión, lo tomo como una luz de advertencia, una invitación a indagar qué siente mi aspecto sabio al respecto.
El tema con nuestro aspecto más sabio es que es sutil y sereno. No se anuncia a sí mismo con carteles luminosos y frases tentadoras. Aguarda pacientemente a que vayamos a consultarlo. Sin embargo, cada vez que tomamos una decisión solo desde la identidad de supervivencia, sin consultar con nuestra sabiduría esencial, nos queda un sabor amargo. Ese sabor amargo es un indicador de que nos hemos fallado. Al traicionar o ignorar lo más puro y genuino de nosotros mismos, hemos avanzado separados de nuestro aspecto primordial y esencial, el que está desnudo del camuflaje de supervivencia.
La invitación de esta semana es observar en cuánto la asociación entre “propuesta” y “persona que propone” está activa en nosotros. Una vez detectada, tenemos la posibilidad de desasociar los términos para poder proponer y aceptar y rechazar propuestas con verdadera libertad.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Herramientas prácticas para encontrar tu voz más sabia

Podcast semanal #011 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.






Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
En varias de las emisiones anteriores hago referencia a entablar diálogos internos entre nuestros aspectos fragmentados. En esta oportunidad, voy a compartir tres herramientas prácticas para empezar a reconocer nuestros aspectos internos, y sobre todo para empezar a reconocer tu voz interior más sabia con el propósito de que puedas acudir a ella en forma habitual.
Dado que somos seres únicos, con un ADN cósmico y humano particular, resulta lógico que el mejor consejo y las palabras más adecuadas en cada momento no las tenga otra persona, sino que se encuentren en el interior de cada uno de nosotros. Si bien podemos pedir consejos u opiniones a otras personas o acudir a libros y expertos varios para ampliar nuestra perspectiva y lograr mayor claridad, llega un momento en que la elección la tenemos que tomar nosotros.
Las herramientas que voy a  presentar a continuación son sumamente útiles para encontrar la voz de mayor sabiduría en una instancia determinada.
La primera herramienta consiste en tomar un objeto cualquiera que quepa en una mano –como por ejemplo un lápiz, una cuchara o una piedra. Indistintamente, una mano le va a dar voz al aspecto nuestro que está necesitando un consejo, una palabra de aliento o claridad sobre un tema; y la otra mano le va a dar voz a mis aspectos de mayor sabiduría unificados. Entonces, tomamos el objeto con la mano que representará al aspecto que requiere el consejo y empezamos a hablar, en voz alta. Cuando sentimos que dijimos todo el preámbulo, pasamos el objeto de mano, tomamos una respiración profunda, y empezamos a darle voz a nuestros aspectos más sabios unificados en esa otra mano. Vamos cambiando el objeto de mano, dándole voz a cada aspecto hasta sentir que logramos la claridad o el alivio que buscábamos.
La segunda herramienta es hacer el mismo ejercicio pero por escrito. En este caso, sugiero tomar dos biromes de colores distintos y asignarle un color a los aspectos sabios y otro color a la identidad que se abre a recibir mayor sabiduría. Al igual que en el caso anterior, empiezo a escribir con un color lo que estoy pensando y sintiendo, y luego tomo el otro color para escribir la perspectiva de mayor sabiduría. La idea es que se entable un diálogo, que haya preguntas, y un ida y vuelta. Para facilitar el proceso, te sugiero tomar una respiración profunda en cada cambio.
La tercera herramienta es para facilitar que la voz sabia se afloje y fluya. En caso de que te resulte difícil encontrar tu voz sabia, te invito a que consideres qué pasaría si viniera tu mejor amiga, tu pareja o un hijo con la duda, el conflicto o la necesidad que te ocupa a vos. ¿Qué consejo le darías? ¿Qué le dirías? Si surge la frase fácil “no sé”, desafiate a decir: “¿Y si supiera?”. Y así empezás, diciendo: “si yo supiera exactamente qué hacer o qué decir en este momento diría…”, y continúo desde ahí. Me acompaño en las primeras palabras que quizá sean torpes o graciosas, permito que la risa o el ridículo me aflojen, y sigo adelante. Me comprometo a encontrar algo que decir o a acompañarme en el silencio o la incomodidad de la espera.
Estas herramientas solo funcionan si las pongo en práctica. Desdoblarte de esta manera da aire a todo tu sistema y habilita circuitos y saberes que estaban desactivados. Te invito a probarlas y modificarlas hasta encontrar la variante que te resulte más útil.

Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.

martes, 18 de septiembre de 2018

Inclusión de las minorías internas

Podcast semanal #010 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.




Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
En esta oportunidad quiero hablar sobre la mayoría y la minoría dentro de la crisálida, es decir, en nuestro espacio interior. En la realidad externa en la que vivimos, está ampliamente aceptado que ante una situación en la que las partes no están de acuerdo, gane el voto mayoritario. De esta manera, lo que propone la minoría se pierde, no se incluye, o pasa a ser parte de “la oposición”. Al armar nuestra estructura de supervivencia, todos solemos incluir esta dinámica. Sin embargo, cuando nos disponemos a reconocernos y transformamos, vemos que este modo de resolución no funciona en nuestro universo interno. Allí, se vuelve prioritario encontrar la forma de que tanto nuestros aspectos mayoritarios como los minoritarios tengan libertad de expresarse y ser tenidos en cuenta.
Así, en nuestro discurso habitual, elegimos por la mayoría y decimos por ejemplo: “Tengo miedo” o “Tengo confianza”, aunque lo más probable es que ni tengamos miedo al ciento por ciento, ni tengamos confianza al ciento por ciento. Dependiendo de la situación, la cuota mayoritaria va a ser de confianza, o de miedo o resistencia.
                A fin de lograr claridad en cuanto a la composición de mi pensar y mi sentir en una situación determinada, propongo adoptar una herramienta de medición. Te cuento una que me resulta muy práctica y sencilla. Tengo dos botellitas iguales, una llena de arroz y la otra vacía. Cuando detecto una situación en la que mis aspectos no están unificados, me hago una pregunta y mido la intensidad de mi respuesta mayoritaria trasvasando el arroz de una botellita a la otra.  
Por ejemplo, digo: “quiero hacer tal cosa”, y descubro que una parte de mí tiene muchas ganas de hacerla, mientras que otra parte de mí se resiste. Elijo medir mi grado de confianza y me pregunto: “¿En cuánto quiero hacerlo?”, y trasvaso. Enseguida tengo una imagen bien concreta de mi grado de confianza en una botellita y de mi grado de resistencia en la otra. Luego entablo un diálogo con cada una de ellas. Primero le pregunto al aspecto que tiene confianza por qué quiere hacerlo, qué mueve su entusiasmo. Luego paso al aspecto que está sosteniendo la resistencia. Le pregunto qué inteligencia, qué lógica está sosteniendo esa resistencia, y escucho. Tal vez tenga que ver con una situación incómoda pasada que no quiero repetir o tal vez se trate de una falta de madurez.  Por eso es muy importante prestarle atención a esa cuota minoritaria, para poder atenderla y darle lo que necesita.
En este ejercicio, formo un triángulo concreto. Ese  yo que terceriza empieza el proceso de unificación a partir de su atención respetuosa a ambos aspectos en aparente conflicto.  
A partir de esta escucha curiosa, descubro que mi aspecto que tiene confianza quizás actuaría ya, mientras que la otra parte, por ejemplo, tiene la percepción de una sutileza más sabia que dice “todavía no es el momento, hay que esperar”. Entonces, no es que el aspecto minoritario sostiene un “no” rotundo, sino que es un “no todavía”. Así, desde mi punto central que escuchó a ambos aspectos, voy a tomar una decisión integradora.
Si te resuena mi propuesta, te invito a probarla. Y si no, te aliento  a que busques tu propia forma de incluir a todos tus aspectos con amor y respeto.


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miércoles, 12 de septiembre de 2018

Manifestación interna de la dinámica víctima-agresor-salvador

Podcast semanal #009 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.






Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
En la emisión anterior te pregunté si te atrevías a mirar la dinámica víctima-agresor-salvador de frente, y hoy te invito a explorar cómo se manifiesta cada rol en nuestro interior, en la estructura de supervivencia de nuestra crisálida. La forma más clara de detectar a cada uno de los roles es a través de los pensamientos, ya que cada uno se expresa con pensamientos bastante definidos.
Empecemos con el agresor. El agresor, al tener inhabilitada la empatía, solo puede vincularse ejerciendo el poder que la víctima cede. Se manifiesta entonces como el gran juez y la gran autoridad a partir de castigos y recompensas. Los pensamientos que emite son de exigencia extrema, desvalorización y juicio constante. Veamos algunos ejemplos: “Podría haberlo hecho mejor”, “no me esforcé lo suficiente”, “la vida me castigó”, “me lo merezco/no me lo merezco”, “soy muy gorda/flaca/joven/vieja/débil, etc.”, “soy un desastre en tal o cual cosa”. El agresor manipula a la víctima con pensamientos de desvalorización y culpa.
Para empezar a debilitar este rol, cuando detecto uno de sus pensamientos lo enfrento preguntándome: ¿A qué capacidades y habilidades creativas tendría acceso si dejara de criticar/juzgar/exigir en este momento? ¿Qué tengo para ofrecer y contribuir que me abriría formas libres de vincularme con los demás, sin necesidad de manipularlos, controlarlos o anularlos?
La víctima desactivó el amor por sí misma y la capacidad de entusiasmarse ante un desafío. La víctima está constantemente queriendo complacer al agresor, para evitar sus castigos y ganarse sus recompensas. Los pensamientos con los que se manifiesta son del estilo: “no puedo”, “a mí nada me sale me bien”, “el mundo contra mí”, “no tengo”. La víctima es la que siempre se relata los dolores y padecimientos. De vez en cuando pretende escudarse de los castigos del rol agresor con excusas como “yo no sabía”, “a mí nadie me avisó”. Todos los pensamientos que ubican el motivo de mi padecer en otro, ya sea con culpa o con responsabilidad son manifestaciones de la víctima. Desde ese lugar no se hace cargo de nada, siempre espera soluciones mágicas que no involucren su participación. Sigue los consejos del salvador buscando fracasar para poder decir: “ves, a mí nada me funciona”.
Para empezar a desactivar el rol de víctima, cuando detecto uno de sus pensamientos la enfrento preguntándome: ¿A qué posibilidades, capacidades y habilidades creativas tendría acceso si dejara de quejarme y de enfocarme en lo que creo que me falta? ¿Qué tengo disponible ahora? ¿Qué posibilidades se abrirían si creyera plenamente en mí misma y en mis capacidades?
El salvador es ese aspecto nuestro impulsado por el miedo, siempre en la búsqueda de soluciones, recetas, secretos y los pasos a seguir para resolver situaciones que no se presentan en mi realidad. Acumula soluciones “por las dudas”, todas fundadas en Oscuridad-Miedo. Necesita que el agresor siga generando problemas a la víctima para ser quien las resuelva. El salvador también ejerce el rol de juez que imparte castigos y recompensas, y en esa función, es aliado del agresor. Siempre dando consejos y diciendo lo que se debería hacer. El salvador se convierte en agresor cuando la víctima “no le hace caso” o cuando “no sigue sus consejos al pie de la letra”.
Para desactivar el rol del salvador lo enfrento preguntándome: ¿Qué posibilidades y capacidades creativas se me abrirían si dejara de enfocarme en buscar soluciones para problemas que no son reales? ¿Y si en lugar de solucionar me enfocara en crear? ¿Qué posibilidades se abrirían si creyera en mí misma y en mi capacidad creativa?

La desarticulación de las estructuras de supervivencia es una tarea personal e intransferible.

Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.