Bienvenidos al espacio
de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla,
Carolina Iglesias.
Hoy quiero compartirles
algo que siempre estuvo muy claro para mí pero que requirió de coraje poner en
práctica y que aún siento que no logro transmitir con claridad. Aquí hago un
nuevo intento.
En
este camino de transformación vamos, poco a poco, soltando la autoridad que
está afuera de nosotros para volvernos autorreferentes y guiarnos por nuestra
brújula interna, que cada vez es más clara. Para este tránsito tan particular,
todas las personas que conozco, incluyéndome a mí, recurrimos a lo que yo llamo
“herramientas de enfoque”. Se trata de
recursos que nos acompañan y nos sirven de guía. Sin embargo, es sumamente
importante no convertir a las herramientas de autodescubrimiento en una nueva
autoridad.
Empecemos
por nombrar algunos recursos de enfoque. En mi caso, mi herramienta preferida
desde hace ya muchos años son las runas celtas. Con ellas hago lecturas diarias
y también lecturas más amplias y complejas que me acompañan durante un año
entre las fechas de un cumpleaños y el siguiente. El reconocer que las runas no
son mi autoridad sino un lenguaje de guía, un puente de comunicación entre lo
sutil y lo concreto, entre mi Esencia y mi Identidad, me ha permitido
flexibilizar mi práctica al punto en el que hay días en los que siento
claramente en qué enfocarme y entonces no saco una runa. O días que siento
ganas de seguir profundizando sobre la runa del día anterior, y entonces la
resonancia interna prevalece sobre la consulta disciplinada. Y hay temporadas
en las que hago que la realidad misma sea mi guía porque ya estoy entrenada
para eso.
Por
otra parte existen otras herramientas que nos guían a partir de arquetipos,
como pueden ser los signos del zodíaco, la numerología y diversos otros
sistemas que tipifican rasgos de personalidad. En esos casos, también sugiero
tener en cuenta que lo que leemos sobre nosotros es para reconocer, afinar,
aclarar aquellos rasgos que nos son propios y que queremos profundizar,
cultivar y desarrollar. Estas herramientas también nos ayudan a ver nuestros
aspectos más inmaduros y nos permiten participar en forma deliberada de
nuestros propios procesos de maduración. Sin embargo, no debemos olvidar que se
trata de arquetipos generales, y cada uno de nosotros tiene un código único,
una identidad espiritual particular.
Otro
tipo de herramienta de enfoque y guía viene en formato de barajas de tarot y de
mensajes varios. Y otra muy usada y difundida son los libros de diversos
autores, e incluso los libros considerados sagrados en algunas culturas.
Entonces,
la propuesta es no definirnos a partir de una herramienta y tampoco entregarle
a la herramienta la autoridad de decirme quién soy, qué hacer ni cómo hacer.
Sugiero usar las herramientas como guía, como un elemento que aporta claridad y
abre perspectivas y posibilidades. Pero tomarnos unos segundos antes y después
de recurrir a una herramienta para tomar conciencia de dónde estoy en ese
instante, con qué resueno, qué características están madurando y queriendo ser
cultivadas. Permitirme cambiar, no identificarme ni definirme por los
arquetipos ni las herramientas. Prestar atención a que mis herramientas no
pasen a ser mi nueva autoridad, no volverme esclava de una herramienta, sino
ser una persona soberana que aprovecha y utiliza sus recursos con verdadera
maestría.
Si
te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te
dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia.
¡Hasta la próxima!
¡Hasta la próxima!
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