Bienvenidos
al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les
habla, Carolina Iglesias.
En varias de las emisiones anteriores
hago referencia a entablar diálogos internos entre nuestros aspectos
fragmentados. En esta oportunidad, voy a compartir tres herramientas prácticas
para empezar a reconocer nuestros aspectos internos, y sobre todo para empezar
a reconocer tu voz interior más sabia con el propósito de que puedas acudir a
ella en forma habitual.
Dado que somos seres únicos, con un ADN
cósmico y humano particular, resulta lógico que el mejor consejo y las palabras
más adecuadas en cada momento no las tenga otra persona, sino que se encuentren
en el interior de cada uno de nosotros. Si bien podemos pedir consejos u
opiniones a otras personas o acudir a libros y expertos varios para ampliar
nuestra perspectiva y lograr mayor claridad, llega un momento en que la
elección la tenemos que tomar nosotros.
Las herramientas que voy a presentar a continuación son sumamente útiles
para encontrar la voz de mayor sabiduría en una instancia determinada.
La primera herramienta consiste en tomar
un objeto cualquiera que quepa en una mano –como por ejemplo un lápiz, una
cuchara o una piedra. Indistintamente, una mano le va a dar voz al aspecto
nuestro que está necesitando un consejo, una palabra de aliento o claridad
sobre un tema; y la otra mano le va a dar voz a mis aspectos de mayor sabiduría
unificados. Entonces, tomamos el objeto con la mano que representará al aspecto
que requiere el consejo y empezamos a hablar, en voz alta. Cuando sentimos que
dijimos todo el preámbulo, pasamos el objeto de mano, tomamos una respiración
profunda, y empezamos a darle voz a nuestros aspectos más sabios unificados en
esa otra mano. Vamos cambiando el objeto de mano, dándole voz a cada aspecto
hasta sentir que logramos la claridad o el alivio que buscábamos.
La segunda herramienta es hacer el mismo
ejercicio pero por escrito. En este caso, sugiero tomar dos biromes de colores
distintos y asignarle un color a los aspectos sabios y otro color a la
identidad que se abre a recibir mayor sabiduría. Al igual que en el caso
anterior, empiezo a escribir con un color lo que estoy pensando y sintiendo, y
luego tomo el otro color para escribir la perspectiva de mayor sabiduría. La
idea es que se entable un diálogo, que haya preguntas, y un ida y vuelta. Para
facilitar el proceso, te sugiero tomar una respiración profunda en cada cambio.
La tercera herramienta es para facilitar
que la voz sabia se afloje y fluya. En caso de que te resulte difícil encontrar
tu voz sabia, te invito a que consideres qué pasaría si viniera tu mejor amiga,
tu pareja o un hijo con la duda, el conflicto o la necesidad que te ocupa a
vos. ¿Qué consejo le darías? ¿Qué le dirías? Si surge la frase fácil “no sé”,
desafiate a decir: “¿Y si supiera?”. Y así empezás, diciendo: “si yo supiera
exactamente qué hacer o qué decir en este momento diría…”, y continúo desde
ahí. Me acompaño en las primeras palabras que quizá sean torpes o graciosas,
permito que la risa o el ridículo me aflojen, y sigo adelante. Me comprometo a
encontrar algo que decir o a acompañarme en el silencio o la incomodidad de la
espera.
Estas herramientas solo funcionan si las
pongo en práctica. Desdoblarte de esta manera da aire a todo tu sistema y
habilita circuitos y saberes que estaban desactivados. Te invito a probarlas y
modificarlas hasta encontrar la variante que te resulte más útil.
Si te entusiasma profundizar la aventura
de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi
página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.
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