miércoles, 12 de septiembre de 2018

Manifestación interna de la dinámica víctima-agresor-salvador

Podcast semanal #009 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.






Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
En la emisión anterior te pregunté si te atrevías a mirar la dinámica víctima-agresor-salvador de frente, y hoy te invito a explorar cómo se manifiesta cada rol en nuestro interior, en la estructura de supervivencia de nuestra crisálida. La forma más clara de detectar a cada uno de los roles es a través de los pensamientos, ya que cada uno se expresa con pensamientos bastante definidos.
Empecemos con el agresor. El agresor, al tener inhabilitada la empatía, solo puede vincularse ejerciendo el poder que la víctima cede. Se manifiesta entonces como el gran juez y la gran autoridad a partir de castigos y recompensas. Los pensamientos que emite son de exigencia extrema, desvalorización y juicio constante. Veamos algunos ejemplos: “Podría haberlo hecho mejor”, “no me esforcé lo suficiente”, “la vida me castigó”, “me lo merezco/no me lo merezco”, “soy muy gorda/flaca/joven/vieja/débil, etc.”, “soy un desastre en tal o cual cosa”. El agresor manipula a la víctima con pensamientos de desvalorización y culpa.
Para empezar a debilitar este rol, cuando detecto uno de sus pensamientos lo enfrento preguntándome: ¿A qué capacidades y habilidades creativas tendría acceso si dejara de criticar/juzgar/exigir en este momento? ¿Qué tengo para ofrecer y contribuir que me abriría formas libres de vincularme con los demás, sin necesidad de manipularlos, controlarlos o anularlos?
La víctima desactivó el amor por sí misma y la capacidad de entusiasmarse ante un desafío. La víctima está constantemente queriendo complacer al agresor, para evitar sus castigos y ganarse sus recompensas. Los pensamientos con los que se manifiesta son del estilo: “no puedo”, “a mí nada me sale me bien”, “el mundo contra mí”, “no tengo”. La víctima es la que siempre se relata los dolores y padecimientos. De vez en cuando pretende escudarse de los castigos del rol agresor con excusas como “yo no sabía”, “a mí nadie me avisó”. Todos los pensamientos que ubican el motivo de mi padecer en otro, ya sea con culpa o con responsabilidad son manifestaciones de la víctima. Desde ese lugar no se hace cargo de nada, siempre espera soluciones mágicas que no involucren su participación. Sigue los consejos del salvador buscando fracasar para poder decir: “ves, a mí nada me funciona”.
Para empezar a desactivar el rol de víctima, cuando detecto uno de sus pensamientos la enfrento preguntándome: ¿A qué posibilidades, capacidades y habilidades creativas tendría acceso si dejara de quejarme y de enfocarme en lo que creo que me falta? ¿Qué tengo disponible ahora? ¿Qué posibilidades se abrirían si creyera plenamente en mí misma y en mis capacidades?
El salvador es ese aspecto nuestro impulsado por el miedo, siempre en la búsqueda de soluciones, recetas, secretos y los pasos a seguir para resolver situaciones que no se presentan en mi realidad. Acumula soluciones “por las dudas”, todas fundadas en Oscuridad-Miedo. Necesita que el agresor siga generando problemas a la víctima para ser quien las resuelva. El salvador también ejerce el rol de juez que imparte castigos y recompensas, y en esa función, es aliado del agresor. Siempre dando consejos y diciendo lo que se debería hacer. El salvador se convierte en agresor cuando la víctima “no le hace caso” o cuando “no sigue sus consejos al pie de la letra”.
Para desactivar el rol del salvador lo enfrento preguntándome: ¿Qué posibilidades y capacidades creativas se me abrirían si dejara de enfocarme en buscar soluciones para problemas que no son reales? ¿Y si en lugar de solucionar me enfocara en crear? ¿Qué posibilidades se abrirían si creyera en mí misma y en mi capacidad creativa?

La desarticulación de las estructuras de supervivencia es una tarea personal e intransferible.

Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario