miércoles, 3 de octubre de 2018

Desasociar una propuesta de la persona que la propone

Podcast semanal #012 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, para el programa "Ágape, por una ciudad educadora". El audio, seguido por su transcripción, para escuchar y/o leer, como más te guste.





Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy te invito a empezar a desasociar una propuesta cualquiera de la persona que la propone; es decir, darnos cuenta de que las personas proponemos cosas, pero no somos aquello que proponemos. Por ejemplo, si un amigo me invita al cine, la ida al cine y mi amigo claramente no son lo mismo. Si le digo que “no” a la propuesta, no estoy diciéndole “no” a la persona, solo a la propuesta. Sin embargo, en las estructuras de supervivencia, muchos hemos asociado e igualado propuesta con persona, y así, si proponemos algo y nos dicen que no, nos sentimos heridos. Por eso, solemos decir que sí a propuestas que no nos resuenan con el solo fin de no herir a quienes las proponen.
En primer lugar, vamos a mirar esta dinámica desde la perspectiva de quien propone. ¿Con qué libertad proponemos cosas a los demás? Cuando le acerco una invitación o una propuesta a alguien, ¿considero de antemano cómo voy a sentirme y responder si rechazan mi propuesta? ¿Soy libre de recibir una negativa a mi propuesta sin sentir un rechazo a mi persona? A veces esto depende de qué tanto me identifico con mi propia propuesta; otras veces mi propuesta está enmascarando ganas de compartir más tiempo con alguien o de obtener algo de alguien; y muchas otras veces, mis propuestas están basadas en carencias propias que busco llenar con aceptación ajena. Si tengo la valentía de sincerarme conmigo misma, de ser transparente con mis intenciones, voy a tener la oportunidad de acudir a mi propia fuente sabia y amorosa para obtener lo que realmente necesito, y así luego voy a poder reformular la propuesta a fin de que no sea una manipulación encubierta.
En segundo lugar, observemos esta dinámica desde quien recibe una propuesta o invitación. ¿Cuántas veces aceptamos cosas que no nos resuenan solo para no fallarle a la persona que nos hace la propuesta? Los pensamientos que suelen acompañar esta conducta son, por ejemplo: “Si esta persona pensó en mí para esto, será por algo” o “Se está esforzando por hacer algo nuevo, ¿cómo no lo voy a apoyar?”, o “¡Está tan entusiasmada con esto! A mí no me resuena, pero no quiero ser yo quien le pinche el globo”.  Todos esos pensamientos parecen muy loables y amorosos con las personas que proponen, pero mirándolos de cerca, ninguno de ellos muestra qué siento yo respecto de la propuesta; todos esos pensamientos parecen justificaciones para decir que “sí” a algo que intuyo que para mí es un “no”.
Es así que observar mis pensamientos atentamente, con perspectiva, desde mi centro, me permite detectar qué está diciendo mi intuición. Si los pensamientos que veo respecto de una propuesta son más bien de defensa de una decisión, lo tomo como una luz de advertencia, una invitación a indagar qué siente mi aspecto sabio al respecto.
El tema con nuestro aspecto más sabio es que es sutil y sereno. No se anuncia a sí mismo con carteles luminosos y frases tentadoras. Aguarda pacientemente a que vayamos a consultarlo. Sin embargo, cada vez que tomamos una decisión solo desde la identidad de supervivencia, sin consultar con nuestra sabiduría esencial, nos queda un sabor amargo. Ese sabor amargo es un indicador de que nos hemos fallado. Al traicionar o ignorar lo más puro y genuino de nosotros mismos, hemos avanzado separados de nuestro aspecto primordial y esencial, el que está desnudo del camuflaje de supervivencia.
La invitación de esta semana es observar en cuánto la asociación entre “propuesta” y “persona que propone” está activa en nosotros. Una vez detectada, tenemos la posibilidad de desasociar los términos para poder proponer y aceptar y rechazar propuestas con verdadera libertad.
Si te entusiasma profundizar la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook, @CrisalidaAlquimia. Hasta la próxima.

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