jueves, 11 de julio de 2019

Libertad de desear

Podcast semanal #38 de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, incluido en el programa radial "Ágape, queremosvivir en concordia" conducido por María Silvina González
El audio, seguido por su transcripción, para escuchar o leer, como más te guste.









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Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.

Hoy te propongo considerar la libertad de desear. La libertad de desear es una de nuestras libertades intrínsecas y absolutas que en muchos casos está limitada y condicionada por estructuras distorsionadas del entorno material en el que vivimos.

La distorsión principal reside en la asociación –al parecer necesaria y natural—de un deseo a la concreción o materialización del mismo. Y luego, si mi deseo se concreta y materializa me siento contenta y realizada, y si mi deseo no se concreta o si su materialización demora más de lo que yo esperaba, me siento frustrada y hasta incluso fracasada.
La primera propuesta para ver en cuánto tengo autolimitada mi libertad de deseo es observar mis pensamientos y mis sentires cuando surge en mí un deseo. Ante un deseo cualquiera, ¿se activan en mí una avalancha de pensamientos urgentes tendientes a mostrarme cómo satisfacer ese deseo, o mi mente permanece en calma, curiosa por explorar la naturaleza de ese deseo? ¿Le permito a mi deseo mostrarse y expandirse, o busco aniquilarlo cumpliéndolo lo antes posible? Y en caso de que mi deseo se presente como muy lejano o improbable, ¿permito que ese deseo viva en mí o lo censuro o lo juzgo al mejor estilo de la fábula “La zorra y las uvas”?

Otra de avenida de observación es considerar cuáles son mis deseos más frecuentes, enunciarlos y estar atenta a ver qué pensamientos y sensaciones se activan con cada uno. Por ejemplo, ante el deseo de viajar a ver un ser querido, ¿se activan sensaciones de alegría, entusiasmo y celebración, o por el contrario, se activan sensaciones de añoranza, impotencia, carencia o tristeza?

En mi mundo interior, ¿les permito a mis deseos la libertad de ser lo que son, sin evaluarlos en función de mi capacidad o incapacidad actual de concretarlos?

¿Qué tal si un deseo fuera un regalo en sí mismo? ¿Qué tal si el poder albergar un deseo es una muestra de nuestra capacidad creativa? ¿Qué tal si la energía que generamos cuando sentimos un deseo es energía disponible para concretar o contribuir a lo que estamos haciendo en el momento presente? ¿Qué tal si el objeto de deseo que se presenta como futuro o ausente en el presente fuera solo la interpretación o la traducción mental de una energía disponible para este momento?

¿Qué tal si un deseo fuera la primera manifestación de una energía en estado embrionario? ¿Qué tal si desde mi identidad tuviera la libertad de “empollarlo”, darle lo que necesita para desarrollarse, evolucionar y manifestarse de una forma desconocida por mí al momento de su gestación? ¿En cuánto me permito ser esa energía maternal para mis deseos?

Te propongo para esta semana el ejercicio de ser curiosa con tus deseos, de dejarlos ser lo que son, desasociándolos de su concreción. ¿Cómo es la energía de tus deseos? ¿Se ubica en un lugar determinado de tu cuerpo o lo recorre en su totalidad? ¿O se trata de una energía que trasciende tus límites físicos? ¿Te atrevés a cerrar los ojos unos minutos para conectarte con la energía de tus deseos, entrar en diálogo sutil con ella, permitir que se manifieste como una imagen, un color, un sonido o un aroma? ¿Cómo cambia tu día cuando la energía de tus deseos está libre y relajada? ¿Cómo cambia tu día cuando te sentís protectora, guardiana y embarazada de tus deseos? Y si sos varón, ¿te animás a explorar tu energía maternal a partir del vínculo con tus deseos?

Si te entusiasma la aventura de descubrir quién eras antes de que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook,@CrisalidaAlquimia.
¡Hasta la próxima!

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