Podcast semanal #39 de Crisálida, escuela de
Alquimia Espiritual, incluido en el programa radial "Ágape, queremosvivir en concordia" conducido por María Silvina González.
El audio, seguido por su transcripción, para
escuchar o leer, como más te guste.
Bienvenidos al espacio de Crisálida, escuela de Alquimia
Espiritual, fundada por quien les habla, Carolina Iglesias.
Hoy te propongo explorar la libertad de intención, una libertad absoluta y plena disponible en
todo momento.
Todos conocemos el dicho “la intención es lo que vale”, y en
lo personal, digo “la intención es lo que me muestra”. Considero que la
intención es lo que verdaderamente nos
define. Al mismo tiempo, la intención también nos revela nuestras heridas, nuestros aspectos inmaduros y nuestras oportunidades
de evolucionar.
Veamos un ejemplo sencillo que muestra cómo la intención hace
la diferencia. El hecho manifiesto es pintar una pared.
Si la pared la pinta un niño de dos años, su intención es
creativa e inocente y nos revela sus ganas de comunicar y expresarse
artísticamente donde le quede más cómodo.
Si la pared la pinta alguien que hace grafitis en paredes de
casas ajenas, sin el consentimiento de sus dueños, esa acción revela una herida
o una inmadurez del artista. La herida se ve en la rebeldía de imponer su
voluntad en un territorio que no le pertenece, y la inmadurez se ve en la
incapacidad de buscar un lugar de expresión libre que no invada espacios que no
le corresponden. Como me han herido o invadido, muestro mi herida invadiendo a
otros.
Si en cambio la pared pintada es un mural público que fue
realizado con el consentimiento de quienes corresponde, la intención del
artista revela su creatividad inocente expresada en forma madura y respetuosa.
Entonces, la propuesta es ser muy transparentes y sinceros
con nosotros mismos con respecto a nuestras intenciones al hacer algo. El
propósito es reconocer nuestros mayores tesoros y ocuparnos de las heridas y
los aspectos inmaduros que están tapando tesoros que aún no hemos descubierto.
Te sugiero empezar con actividades cotidianas como podría ser
el tendido de las camas. Te invito a repasar tu intención al tender –o no
tender tu cama—a partir de las siguientes preguntas.
¿Cuál es mi intención
al tender mi cama? ¿Por qué tiendo mi cama con la frecuencia que lo hago? ¿Lo
hago obedeciendo a un pensamiento? ¿Me niego a tender mi cama en una actitud de
rebeldía? ¿A quién obedezco o contra quién me rebelo cuando hago o dejo de
tender mi cama? ¿Cuáles son mis pensamientos o sensaciones al tender mi cama o
al observar mi cama destendida? Si además de mi cama tiendo las camas de otras personas
puedo preguntarme: ¿Tiendo mi cama y las
de mis hijos con la misma intención? Te invito a acompañarte en cualquier
incomodidad, reacción, emoción o pensamientos que surjan.
Y una vez que te hayas “vaciado” de todo lo que encontraste,
te invito a preguntarte: ¿Qué otra
posibilidad hay? ¿Qué intención libre y genuina me gustaría crear para el
tendido de mi cama? ¿Qué intención podría generar para una actividad que
involucra el espacio que me sostiene y cobija mientras descanso? ¿Con qué
intención tendería mi cama para el bebé o la niña que fui? ¿Qué tal tender mi
cama con la intención de cuidado, amor y cariño por mí misma, para que cuando
vaya a acostarme y descansar, reciba mi mayor capacidad de amor, cuidado y reverencia
por esa que soy que da lo mejor de sí a lo largo de todo el día?
Y así podés ir explorando tus intenciones en actividades
cotidianas, recordando que todos tenemos heridas y aspectos inmaduros, que no
se trata de juzgar ni de tratar con dureza a esos aspectos, sino de recibir su
mensaje, de ser el espacio y el cobijo para nuestras partes más vulnerables. Cuando tratamos con sumo respeto y ternura
a lo que nos duele o enoja, esos mismos aspectos nos revelan los tesoros que
esconden.
Si te entusiasma la aventura de descubrir quién eras antes de
que te dijeran quién ser, te espero en mi página de Facebook,@CrisalidaAlquimia.
¡Hasta la próxima!
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