Lo que vos llamás demonios son amigos para mí. Cuando la vida nos reúne, tus demonios se agitan, felices de que alguien reconozca su esencia de pureza. Por eso es probable que al conocerme, salgas corriendo en dirección opuesta. Los monstruos que te empecinás en atacar para justificarte son niños inocentes escondidos bajo la cama ante mis ojos. Por eso es probable que yo no te resulte simpática. Ante cualquier comentario de culpa o responsabilidad del “afuera” que hagas, te ofreceré una perspectiva que regrese tu atención a tu centro, que te empodere, que te libere, y al hacerlo, liberará por consiguiente al inocente depositario de tus sombras. Es por eso que probablemente sientas una gran contradicción al conocerme, porque te ofrezco la puerta a liberarte de tus demonios, pero eso implica liberarlos de su función de demonios, no de matarlos, y eso puede ser aterrador. Y yo no quiero aterrarte, no es mi intención incomodarte de ninguna manera, pero cuando mi energía no es invitada conscientemente, sé que intimida y molesta. Por eso estoy presente en “mi lugar”: mi casa, mi muro de Facebook, mis blogs, mis programas de radio, caminando junto al río apenas amanece, o en espacios con poquísima gente adonde la vida me invita fingiendo no saberlo. Por eso muchas veces hago acto de presencia con mi ausencia, porque mi ausencia se nota, invitándote de un modo más sutil. Por eso mi presencia requiere invitación, porque yo te invito radiando desde mi lugar, en honor y respeto a tu propio proceso y ritmo evolutivos.
Porque me he abocado a reconocer mi energía y mi huella
espiritual individual reconozco a quienes literalmente no soportan mi
presencia, a quienes la soportan solo durante un rato, y a quienes les
represento un santuario de amor y paz interior.
Mi llamado a que encuentres tu propio santuario es tan fuerte
que debo educarlo para que no te asuste, pero a veces te asusto porque su
esencia es libre y salvaje. Por eso mi espacio interior es tan vasto, para que
mi esencia corra salvaje y libre en mi campo energético interno y pueda
mostrarse sutilmente ante tus ojos, pero no siempre lo logro…
Así que desde aquí me presento, con la imagen que me vuelve a
mi centro, la imagen que me recuerda que estar a oscuras bajo una cama me
resultaba amigable y familiar, la imagen que personifica cada uno de mis
ángeles y también cada uno de mis demonios, porque ya no me quedan demonios,
solo amigos…
Vitki Carolina
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